lunes, 17 de enero de 2011

Los grandes permanecen

Hoy quiero dejar atrás lo que me pasa, tanto yo, yo y más yo y pensar un poco más en las personas que me han guiado a ser como soy. Quiero recordar hoy a una persona en concreto. Hace tiempo que nos dejó, pero todavía no he sido capaz de ir a visitarle, o siquiera de pensar en él y en lo importante que fue para mi. Incluso escribiendo esto pienso que no estoy preparado, pero se lo merece.

Y eres tu, Seba, esa persona a la que quiero llegar a parecerme algún día. Incluso en los momentos más adversos tenías esa fuerza para poder separar lo que sentías de cómo tenías que estar para los demás. Recuerdo que, a pesar de esos piques con mi padre, todo lo solucionabas con una risa, o con hablar con el que lo necesitaba hasta las tantas.

Y aunque ahora mis recuerdos de él pueden que sean vagos debido al tiempo, hay algo que nunca olvidare de nuestro "Seba grande". Antes de que nos dejara, se pasó varios días pegado a mi, viendo todo lo que hacía, y apoyándome en el gesto más insignificante que tenía. Me mortificará siempre que se fuera sin poder darle un beso y un abrazo, y recordaré el momento en el que lo supe siempre con lagrimas en los ojos, tirado en la cama y pensando solamente en el que la mejor persona que he conocido nunca ya no me saludaría nunca más al llegar a casa.

Así se fue, pero no nos dejó para siempre. Todavía en cualquier cosa que hago, puedo sentirlo, puedo ver que esta conmigo, y a Dios le pido que le deje conmigo para siempre y se que lo hará, porque los grandes, siempre, permanecen.

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