sábado, 17 de septiembre de 2011

Aprovechando

Hoy estoy especialmente pensativo, especialmente con la música del increíble Yiruma, por lo que quiero aprovechar para tratar otro tema que, casualmente, es TT en twitter. Quiero hablar acerca de las ilusiones.

Todos sabemos lo que es tener ilusión por algo. Muchos no habremos podido dormir la noche de Reyes esperando a que ellos llegaran y pusieran nuestros regalos. Todos hemos tenido esas mariposas en el estómago esperando a la chica que nos gusta. Y en estos dos ejemplos esta bastante claro que hay dos tipos de ilusiones, que voy a intentar explicar de la mejor manera posible.

Esta la ilusión que yo llamo "de niño chico". Es esa que tienes cuando te compran un juguete. Traducido al ámbito "adulto", es aquella que tienes cuando sales de viaje o cuando vas a empezar un trabajo nuevo, por ejemplo. Te preguntas qué pasará, cómo será, te preocupas de que te guste mucho y de disfrutar con eso, nada más. Suele aparecer y desaparecer constantemente. Desde mi punto de vista, sin esta ilusión no seríamos nadie.

Y esta la ilusión "enamoradiza", por decirlo de alguna manera. Esa que surge cuando te empieza a gustar una persona. Hay veces que la cosa se queda ahí, pero cuando se tiene contacto con esa persona, y parece que te responde, eso se convierte en un no parar. Empiezas a imaginar como sería la vida junto a ella, cómo os llevaríais...en tu mente se forman un sinfín de caminos, pero en todos vais cogidos de la mano. Y eso es la perdición de esta ilusión. Crees muchísimas cosas, algunas hasta las das por sentadas...pero te "defraudan". Resulta que, por diversos motivos, esa persona no quiere nada contigo, y tu mundo se viene abajo. Al contrario que la de niño chico, esta ilusión puede tirar por tierra casi toda una vida, hay que tener mucho cuidado.

Por suerte o por desgracia, yo he vivido solamente esas dos, por eso creo que son las únicas que existen. Mucho más dolorosa la segunda, sin lugar a dudas. Sería genial que eso cambiara. Hace poco experimenté esa "ruptura" que aparece de la segunda. Muchas ilusiones al principio, todo iba genial pero, simplemente, dejó de hablar conmigo. Y si yo le hablo ella me contesta, por supuesto, pero si no lo hago no pasa nada. Sentirte ignorado por la persona con la que imaginas todo porque ella te lo da a entender es algo muy jodido, pero me ha pasado, con esta, dos veces. Ya no se qué pensar ni qué hacer. Ojalá algún día las cosas cambien. Para todos.

Hoy...no

Hoy me levanté como un día cualquiera, con las mismas perspectivas de siempre, pero no era un día como otro cualquiera. El día de hoy esta marcado por muchas cosas pero, principalmente, marcada porque hoy ya no siento que todo vaya a ir mejor. Creía que empezando el curso, empezando mi primer año como APJ, yendo a reuniones, a Preco...creía que todo iba a ir mejor. Realmente lo creía.

Pero hoy podría decir que no es así. No van las cosas a mejor cuando te dan falsas esperanzas, cuando dan a entender cosas que se convierten en humo. No van mejor las cosas cuando tienes que estar otro año fastidiado estudiando algo que no te gusta y sin poder compartirlo con nadie, porque no te entienden. No van mejor las cosas cuando aquí, en mi propia casa, tengo al enemigo. ¿Qué puedo hacer para afrontar esto? ¿En quién me apoyo? ¿Cómo lo supero?

Se que no me falta gente que me apoya y que esta conmigo, no nos vayamos a engañar. Pero si es verdad que siento que no es suficiente, y en parte es por mi culpa. Nunca he querido contarle a nadie como me siento realmente, porque he tenido la "suerte" de que, cuando lo he hecho, se han reído de mi. Así que lo que la gente suele saber de mi son "medias verdades", de algo les suena el tema pero no saben de mis sentimientos.

Y seguirá así, por desgracia. Me encantaría contarle a una sola persona como me siento en lo más profundo de mi, todas mis incongruencias, todas mis preguntas...todas mis mierdas, por decirlo de alguna manera. Llorar sin venir a cuento y que me comprenda. Pero, lamentablemente, dudo que eso pueda llegar a suceder.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Mi casa

¿Por qué tantas ganas de empezar el curso? Seguro que el que haya leído mi último tweet habrá podido pensar eso, y la respuesta es bien clara: por pasar tiempo fuera de mi casa. Quiero muchísimo a mi abuela, a mis padres y a mi hermana, que eso no lo dude nadie. Pero la situación que se vive con mi tía casi a diario en esta casa es surrealista.

Y que no se me malinterprete, también la quiero a pesar de su grandísimo defecto, pero es algo con lo que he estado viviendo los 20 años que llevo de vida, y es algo por lo que un niño no debe pasar. Antes no le daba importancia, pero ahora que he crecido veo como ella nos ha jodido la infancia a mi hermana y a mi. Tardes de no poder traer a los amigos a casa, y de no salir a la calle vaya que le contáramos a la gente lo que le pasaba.

Por eso quiero salir de Erasmus el año próximo, para ver como sería un año sin tener que preocuparme por ella o por mis padres, que se que todos aquí estarán bien, y preocuparme solo por mi. Me da muchísima pena dejar atrás mi Preco, a mis amigos, a mi familia, y sobre todo muchas cosas que seguramente dejaré a medias por miedo a acabarlas. Pero creo que un año que esté fuera me va a beneficiar muchísimo para saber qué es lo que debo hacer con mi vida, y estoy seguro que lo averiguaré.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Lluvia

Estos días empieza la lluvia. Me gustan los días lluviosos, me recuerdan lo que pudo ser. Estos días me gusta mirar al cielo y escuchar una canción de día lluvioso. Son costumbres, raras, pero que me ayudan a pensar con claridad.


Y, aunque eso ayuda, no siempre funciona. Llevo todo el verano pensando si irme el curso que viene de Erasmus. A simple vista, es una decisión fácil: ¿irte al extranjero, a unas "vacaciones pagadas", sin nadie que te vigile? ¿Dónde hay que firmar? Pero no es oro todo lo que reluce. Me encantaría poder decir "si" con los ojos cerrados, sin pensar nada más que en mi, pero es algo más complicado.

Tengo esa sensación de que todos los que me rodean me necesitan, pero no lo siento. Es como si, cuando me fuera de aquí, tan lejos, todo se va a desmoronar por mi ausencia. Y parece que soy muy egocéntrico, pero es todo lo contrario. No quiero ni que pase, ni tener esa sensación. Siempre me ha gustado que, el que me haya necesitado, aunque sea para lo más nimio, me lo haya dicho y, el que no, que me diera la patada. Y me gustaría que siguiera siendo así, solo que ya no es posible. Aunque lo que he dicho sea mentira, la sensación la sigo teniendo y, por desgracia, no tiene pinta de desaparecer.

Incluso iría más lejos. Desde que tengo uso de razón, nunca he querido involucrarme en algo emocional. Los problemas de los demás, para los demás y los míos, míos. Una buena amiga me hizo ver que así no era, pero poco consiguió cambiarme. Los míos, míos y los de los demás, veré que puedo hacer. Y ahora, queriendo cambiar por mi cuenta, cuando intento compartir los míos, la gente no me echa cuenta, se lo toma a broma. Quizá es un reflejo de este mundo: todos necesitamos ayuda, pero ninguno la ofrece. Yo me ofrezco.