domingo, 4 de marzo de 2012

Semana Solidaria

Hace una semana partía hacia Málaga con un objetivo bastante claro: ayudar allí con todo mi ser. En estos casos, la cosa suele ser al contrario. Casi al bajarme del tren, mi madre me comunicaba la muerte de un familiar muy cercano, cosa que hizo que estuviera bastante apático durante el primer día. Pero es que ya, desde el primer día, todo cambió.

Iba con una idea preconcebida, pero solo bastaron pocos minutos para que me llevara la primera en la frente. Ver que gente que no conocía pedía por mi y me animaba a seguir adelante me hizo venirme arriba y dar el 101 por cien. Desde el minuto uno vi como mis niños trabajaban y aprendían, como se emocionaban, como se dejaban tocar. No estuve, por desgracia, en todos los sitios, pero se que en cada uno de ellos hubo algo especial, estuvo presente Dios de una manera que nadie podría refutar.

Recordaré para toda la vida los diez nombres que me han hecho cambiar, que han hecho que mi corazón se ensanche. Diez nombres, diez personas, diez vidas que me han enamorado: Valme, Irene, Luis, Ana, María, Ramón, Pilar, Macarena, Kike y Pablo. Me faltarán días para agradeceros lo que habéis hecho en mi, el cariño que me habéis mostrado, el cariño que habéis mostrado. El cambio que os vi dar de un día para otro y tantas cosas más que sería imposible enumerar. Mi mensaje para vosotros lo tengo bastante claro: sed luz del mundo. Amad lo que tenéis alrededor, disfrutad de cada situación en cada momento. Disfrutad de la vida, y daos a los demás. Con lo vivido esta semana, sabéis que solo podéis sacarle todo el jugo a la vida si os dais a los demás como Jesús hizo. Estoy a vuestra entera disposición para lo que necesitéis, no lo dudéis nunca.

Y permitirme que hoy cierre esta entrada con una pequeña anécdota. El jueves tuvimos que preparar una liturgia de la Palabra en el Hogar Pozo Dulce, donde estaba yo trabajando. En lo que preparábamos el altar, pude ver una frase que me hizo dejar atrás mis miedos, que me hizo dejar de dudar, dejar mis preocupaciones a un lado y darme fuerzas para dar mi vida en todo lo que haga. Con esa frase quiero terminar, esperando que a todos os de las mismas fuerzas que a mi me dio: "Persevera, continúa, y mantén los brazos en alto."

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