miércoles, 30 de noviembre de 2011

Navidad

Tarde gris de Noviembre en la que llevé a mi hermana a casa de su novio. Hablábamos de muchas cosas, de cómo es la vida de caprichosa, que nos da cosas y nos las quita sin que a nosotros nos de tiempo de nada. Y de esa multitud de cosa salió el tema de la Navidad. Es pronto para hablar de ello pero, si se esta poniendo ya el alumbrado de Navidad, ¿porque no puedo hablar yo de ello?

Ella afirmaba que la Navidad es un periodo para estar feliz, con la familia, disfrutando todos juntos de esos días en los que se celebra el nacimiento de Jesús, dejando atrás todos los problemas que pudiesen existir. No podía estar más de acuerdo con ella. Sin embargo, también me comentaba que ella quiere vivir eso desde ya, ya que ve que sus amigos lo hacen pero, por contra, nosotros no. Ahí me negaba rotundamente. Y es que ella sabe cómo es la vida aquí, sabe que no somos una familia normal, que no podemos hacer eso, pero sigue intentándolo.

Sin ella saberlo, la admiro por eso, por no perder nunca ese horizonte que es el disfrutar de la familia en lo cotidiano, que hará que pueda tener una vida plena el día de mañana. Pero siento desilusionarte, corazón: nuestra vida, en este momento, no esta hecha para vivirla como se debe, sino como se puede. Con esto no quiero quitarte la ilusión, solo quiero que pongas lo pies en la tierra y sepas que es lo que jamás debes hacer. Y el día de mañana estaré encantado de invitarte a mi mesa el día de Navidad y que compartamos esos momentos como familia que a día de hoy no podemos tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario