jueves, 10 de febrero de 2011

San Valentín

En estos días previos al día de los enamorados, es inevitable que muchos sentimientos afloren. Los enamorados van buscando un buen detalle para su amor desesperados, como si fuera lo más importante del mundo, y quieren que su regalo sea el mejor. Otros buscan una reserva en el restaurante más caro de la ciudad para impresionar a esa persona que tanto quiere. Las personas que estén como yo, sin plan alguno, seremos embargados por una soledad bastante extraña.

Esa soledad no es la de sentir que nos falte al lado a un buen amigo, o la que sientes cuando estas en medio de un grupo de desconocidos, por decir algunos ejemplos. Es la soledad de no tener a esa persona especial a nuestro lado. Ese día, por triste/desesperado que parezca, solo nos limitaremos a lamentarnos de las oportunidades perdidas, a pensar en lo que pudo haber sido y a rezar para que esa persona que nos gusta no haya salido tampoco con nadie, porque así podríamos hacer algo. Veremos a esos novios dando paseos cogidos de la mano y sentiremos una envidia tremenda y, si nos diera alguien un beso, para nosotros significaría todo lo que quisiéramos.

De hecho, recuerdo ese mismo día pero del año pasado. Recuerdo que mandé un mensaje a tres amigas mías muy especiales, y pasó lo siguiente: la primera dejó de hablarme, con la segunda hice una amistad preciosa, y con la tercera surgieron unos sentimientos bastante fuertes que, pese a compartirlos, se desvanecieron en poco tiempo. Este San Valentin será para mi como los anteriores, sin plan y sin nada que hacer. Me dedicaré a imaginar como sería mi vida con ese alguien a mi lado, nuestra vida. Por desgracia, es todo lo que podré hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario