viernes, 13 de julio de 2012

Coherencia, por favor

Es increíble como la gente “cambia”. Es increíble cómo, de un día para otro, hay conatos de hacer lo contrario de todo lo que se ha ido haciendo a lo largo de la vida de uno. Y yo me pregunto: ¿es de verdad necesaria tanta parafernalia? ¿Tanto cuesta, desde un principio, tener las cosas claras?

Pensándolo bien, es cierto que de verdad cuesta, pero también pienso que, si cuesta, toma la decisión con cabeza. Define tu personalidad esperando, madurando cada paso que se da hacia ser una persona hecha y derecha. ¿Y qué pasa si no lo hago? Pues realmente no pasa nada, porque es lo que hace el 99% de las personas que, al menos yo, conozco. Sabiendo esto, es igual de importante definir bien y por el camino correcto la personalidad como ser coherente con la decisión tomada. Pero por desgracia no es eso lo que podemos ver en el día a día, a cualquier persona. No conozco a mucha gente, y mucho menos coherente, pero aquella que de verdad lo es creo que lleva una vida de plenitud, tanto con sus penas como con sus glorias. Y es algo que me gusta e intento vivir.

Y lo que más rabia me da es aquella gente que no es coherente. Aquella gente que es víctima de rabietas infantiles, que es un quiero y no puedo, que solo desea y tiene vagos sueños de lo que quiere hacer, pero no llega nunca a poner nada en práctica. Lo que voy a escribir es algo que espero que, algún día, esas personas hagan. No lo digo solo por mis amigos, si no por todos aquellos que lean esto y se sientan identificados: si alguna vez pensáis en tomar una decisión, llevadla hasta el final, hasta las últimas consecuencias, no importa lo arrepentidos que estéis en algún momento de la decisión. Si eres coherente, saldrá, y saldrás, bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario