martes, 16 de agosto de 2011

De como veo ahora la vida

Hoy, en lo que hacía un descanso en mis horas de estudio, me ha invadido una sensación que hacía tiempo que no sentía, esa sensación que un día comenté que es esa en la que no eres capaz de dar un paso adelante, porque no tienes nada. Pero hoy, esta sensación era distinta, hoy era bastante...agradable. Lo he sentido por mi culpa, estoy así por mi culpa, y eso me da el poder, en cierta manera, para cambiarlo si yo quiero.

Que esté hoy así hoy es consecuencia de un verano que empezó de manera apoteósica pero que poco a poco se ha convertido en el cataclismo. He pasado de estar genial conmigo mismo y con los que me rodean en las colonias a ser bastante terco cuando he pasado un tiempo aquí. Y es exactamente ahí donde está el cambio, en Dios. Cuando estuve en las colonias, me invadió Dios. Era feliz allí, hacía todo con una voluntad increíble en mi, me sentía parte de una gran familia en la que todos nos queríamos pese a cualquier cosa. Llegué aquí y me encontré con que eso no era así y, pese a mis ganas y esfuerzos para intentar cambiarlo, desistí y dejé que este ambiente me consumiera para, poco a poco, llegar donde estoy ahora mismo.

Y quiero cambiarlo. Echo de menos a mi Preco, a mis hermanos que han pasado a Comunidad y a los que entrarán este año nuevos. Echo de menos a mi grupo de catequesis que, aunque este año puede que me toque uno nuevo, mi dedicación va a ser total. Echo de menos a mi acompañante, Benitez, que, aunque hayamos tenido poco tiempo, me conoce bien y sabe que es vital para mi. Echo de menos compartir con ellos, sentir lo que ellos sienten, darles mi apoyo tanto cuando lo necesiten como cuando no. Echo de menos todo eso.

Si tengo que quedarme con algo de este verano desde que estoy aquí, es mi charla con Alberto, mi hermano de Preco. Hace tiempo, sin que nadie dijera nada, me preguntó si estaba bien, y no lo estaba. Salió de él, y eso me alegró muchísimo el ver que alguien se preocupa por mi, y eso solo sale de uno si está en comunión con Dios, porque así esta también en comunión con el hermano. Estuvimos hablando hace poco sobre nuestras cosas, sobre como iba todo, y fue una charla en la que se con certeza que salimos reforzados tanto él como yo. Eso es lo que me alegra de ser cristiano, de creer en el Padre bueno, que nuestro amor hacia él se ve reflejado, sin que nos demos cuenta, en nuestro amor a los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario